Es frecuente, que debido a esta vida de transcurrir rápido, nuestras visitas a Galayos sean fugaces, dedicando solo el tiempo necesario para llegar al Nogal del Barranco, ascender por el carril y aprovechar el día haciendo un par de vías que nos dejen satisfechos antes de llegar nuevamente a nuestro lugar de residencia para cenar.
En Guisando, pueblo adorable y coqueto, puerta de acceso al rincón mágico de agujas imponentes llamado Galayos, vive Julio Blázquez junto a su familia. Julio es hijo del querido, conocido y respetado Macario Blázquez y padre de uno de los más activos escaladores actuales de Galayos, Daniel Blázquez.
Julio, en sus tiempos libres, no pierde ocasión de escalar, bien en Galayos, en El Torozo o en Villarejo, y aunque ya va notando alguna limitación propia de la edad, continúa escalando con agilidad y sobre todo, disfrutando de los amigos de montaña que a lo largo de los años ha conseguido cuidar.
Hombre de montaña, en su sentido más amplio, es frecuente verle por las tardes llegar con una carga de leña que servirá para alimentar en invierno la chimenea del salón del bar, o con alguna cesta de castañas en otoño o de cerezas en verano, si no es con algún cajón de verdura de la huerta que tiene en la zona alta del pueblo.
Al conocerle, te darás cuenta de que Julio es una persona de conversación amena y trato fácil. Siempre tendrá una sonrisa amigable para aquel con quien por primera vez entable conversación y es que hay gentes de montaña que cuando les miras por primera vez a los ojos ya sabes que siempre te sentirás acogido por ellos y Julio pertenece a ese grupo.
Si tienes ocasión de ir a Galayos a escalar, prevé un rato para acudir por la tarde noche al Bar El Galayar – Casa Macario, de Guisando, sin darte cuenta, estarás entrando en el local que han visitado todos los grandes nombres de la escalada castellana, un espacio lleno de historia, imprescindible para conocer cuáles fueron los pasos que siguieron los escaladores de décadas pasadas y donde se custodian croquis tanto de Galayos como de otras paredes remotas de la sierra.
1.- Háblanos de cómo te iniciaste en el mundo de la montaña.
Mis primeras incursiones en la montaña, las realicé a la edad de seis años, acompañado de mi padre, el cual subía a Galayos para efectuar arreglos en el refugio Victory, del que era guarda. Después empecé a subir con amigos suyos, como Fernando Sobrino, Félix Nieto, gente del Grupo Gredos y otros. Comencé a escalar con el grupo de los Underground y después con numerosos amigos y compañeros de cordada.
2.- Sobre el material de escalada que usaste en tus inicios, de qué medios disponías:
Tenía una cuerda de 30 metros de cáñamo (que usaba en las escuelas cercanas a Guisando) y algunas veces otra de 60 metros de nailon, 4 mosquetones de aluminio y 2 clavos que tenía mi padre. Posteriormente fui tuve otros 6 mosquetones de hierro que me regalaron, clavos que arrancaba de las paredes de los casillos, que usaban para atar a las caballerías con una argolla grande – que alguna vez me cambiaba Antonio “ El Ardilla” por clavos de marca-, un martillo que me dio el herrero, tacos que me hacía de encina y estribos que hacía de madera con las sillas plegables que se rompían en el bar y cuerdas de persianas. Los primeros piolets que usaba eran del Grupo Gredos, del que soy socio desde ¬¬¬1973. Nos encordábamos con la cuerda al pecho y una vez me regalaron un arnés de pecho, hecho con cuerda de escalada y en un rescate se extravió. Recuerdo que en un viaje de mi padre a Ávila, se presentó en casa con un saco, plumífero, piolet, crampones, casco, jersey, que le entregó la Cruz Roja, para los rescates, y yo alucinaba en colores.
Julio Blázquez en la vía GAME a la Punta Tonino Ré.
3.- ¿Ha cambiado mucho la escalada en Galayos desde que empezaste a escalar hasta ahora?
Si ha cambiado bastante, aproximadamente en el 79 se empezó a utilizar los pies de gato, fisureros, empotradores, friends. Se empezó a forzar en libre los pasos que se hacían en artificial y los tiempos en realizar las vías bajaron considerablemente.
4.- Y los escaladores que vienen, ¿se diferencian mucho de los escaladores del siglo pasado?
Creo que no hay mucha diferencia. Las motivaciones siguen siendo las mismas, incluso hay muchos escaladores veteranos que siguen trepando todavía a muy buen nivel.
5.- Qué recuerdos tienes de la labor que hacía tu padre, Macario, en beneficio de la escalada en el Galayar.
Estuvo de guarda en el Victory desde que se hizo hasta los años 80, cuando la ampliación llevo a cargo las obras, y después se arreglaba todos los años.
En el carril, desaguaba el camino, empedraba tramos malos, tenía más de 200 escalones en la zona de la Apretura, que casi todos los años le tocaba reformar, construyó las fuentes del Amanecer y la que posteriormente han puesto su nombre. Realizó numerosos rescates. Y sobre todo yo quisiera recalcar el apoyo, amistad y cariño con que ha tratado a toda la gente de la montaña.
Los Blázquez casi al completo. Julio, Dani y el abuelo Macario.
6.- Sobre el bar “El Galayar” que ahora regentan tus hijos Dani y Diego, ¿Qué importancia tuvo para los escaladores de Galayos de décadas pasadas?
Al principio sirvió de garaje de motos, ya que los primeros escaladores era el transporte que tenían. Después ha sido como el segundo refugio donde dormían en las Altas Rutas más de cien personas. Y sobre todo era el lugar de reunión antes y después de escalar en Galayos, donde se hacían amigos y se olvidaban los malos rollos.
El Bar El Galayar – Casa Macario. Daniel Blázquez, Julio Blázquez, Macario Blázquez, Ángel Rituerto, Abel García y David Resino.
7.- Cíta a algunos de los alpinistas que pasaban y pernoctaban en el bar y con los cuales aún mantengas amistad.
Debería citar a miles y seguro me dejaría a alguno. Yo recuerdo de pequeño a la cordada de Teógenes Diaz, Ricardo Rubio, Pepe Foliot, Félix Mendez, Antonio Ayuso y Espías, la cordada del Perro que fuma, las cordadas del GAME, los Underground, la gente del Peñalara, del Alpino, Grupo Gredos… Y ya de más mayor que han sido compañeros de cordada míos en alguna ocasión, Mayayo, Javier Morillo (con el que he compartido cuerda hasta hace unos meses, que desgraciadamente falleció), Los hermanos Tardáguilas, Paco Aguado, Juan Lupión, Manolo Martinez, Marisa Montes, Hermanos Rituerto, David Resino, Emilio Martín, Miguel Ángel Vidal, Carlos Gallego y tantos y tantos otros que sería imposible citar a todos.
También me gustaría hacer mención a la gran labor que hacen los miembros de la Guardia Civil en cuanto a rescate se refiere.
Julio y Dani en la Aguja Paco Pérez.
Con Ángel Rituerto en la Aguja Superior de Trocha Palomo.
8.- Se te reconocen aperturas de nuevas vías en Galayos y otras zonas de la sierra, indica cuáles son a las que tienes más cariño.
Me gustan mucho dos vías, que no hace casi nadie, la Vía Apia del Gran Galayo y las Flores del Camino de la Punta Don Servando. Y en otras zonas, tengo un gran cariño al Espolón flamenco de la Lancha la Bóveda, el Espolón sur del Raso y varias vías muy buenas que tengo en La Gallina (Los riscos del Cojo del espaldar). De las más actuales, dará algo que hablar el “Espolón de los Gredenses”, una vía sin tramos de enlace de 560 metros, MD, abierta junto a Resino y Rituerto y que espero que el primero se decida a publicarla.
Julio Blázquez en el «Espolón Flamenco» de la Lancha de la Bóveda.
9.- Si tuvieras que recomendar algunas vías de Galayos de dificultad moderada ¿Qué rutas crees que no defraudarían a un escalador que nunca escaló en las agujas?.
La verdad que hay muchas vías clásicas de dificultad moderada en El Galayar, pero destacaría: Underground/Malagón y Lucas al Torreón. Mayayo/Del Pozo y Oeste de la Aguja Negra, Gerardo/Rafa a la Amezúa, Cresteo Oeste Pequeño Galayo, Paco Pérez y Malagón ó diedro al Gran Galayo, Cresteo Rivas/ Acuña de la María Luisa al Torreón,
Diedro Ayuso a la Pta Maria Luisa. Malditos a Punta Diaz Rubio, Diedro de la Punta Pilar, Rodolfo Santiago al Capuchino, Espolón Suroeste de las Berroqueras…